Instalado en Los Ángeles, el cantautor argentino Juan Abella vuelve al ruedo con su proyecto con el nuevo simple «The Moon is dancing», luego de tres años del lanzamiento de su álbum debut («The darkest light», 2017).
«Mudarme a Los Ángeles fue el primer paso para cumplir un sueño que había quedado relegado, un cambio de aire que no fue fácil de decidir, pero que finalmente acomodó miles de dudas que tenía. Llegué para estudiar medio año y el medio año se transformó en casi cuatro, y contando», señala el músico que en su estilo rockero busca reflejar sus influencias de Led Zeppelin, The Black Crowes y Alice In Chains.
¿Cómo es tu carrera allá en Estados Unidos?
Mi carrera está recién comenzando ahora que puse en práctica infinidad de cosas que fui aprendiendo en el camino y que llegó la hora de darles uso. Es una carrera dura que requiere de mucho tiempo, esfuerzo y confianza para ir dándose a conocer. Hice un par de shows desde que llegué, acústicos y con banda, conocí a muchos otros músicos con los que colaboré, le di forma al proyecto Vicious Rooster, compuse varias canciones, y ahora me llegó el momento de aprender a compartir mi música virtualmente.
¿Cómo es la recepción de aquellos que escuchan a un argentino que va a cantarles en su idioma?
El público, por lo general, es muy abierto y receptivo, y no distingue por nacionalidades. Puede parecerles curioso si me ven cantando música country en alguna ocasión, por ejemplo, pero con la cantidad de diferentes culturas e inmigrantes que hay acá, no es algo que resalte.
¿El desarraigo forma parte de tus composiciones o no se siente?
El desarraigo es un desvío en el camino que uno conocía, es un sentimiento que uno carga y comparte con otros permanentemente, y termina convirtiéndose en una identidad. Todo lo que eso traiga puede estar involuntariamente plasmado en alguna de mis composiciones, pero por lo general no toma un lugar central a la hora de escribir.
¿Qué importancia tiene esta canción, «The Moon is dancing», en esta nueva etapa?
«The Moon is dancing» fue especial desde el comienzo. Fue una de las primeras canciones que escribí y grabé estando en los Estados Unidos, en la cual grabé casi todos los instrumentos, no la batería, y una de las primeras canciones que edité completamente. Llevó mucho tiempo de pruebas, errores, aprendizaje y mezclas para que quede como se la puede escuchar hoy. La veo como una canción independiente, que deja atrás un pasado y una manera de hacer las cosas, para marcar un cambio de estilo y darle una nueva identidad al proyecto.